Los paneles suelen utilizar uno de los tres tipos de celdas solares. Las dos que actualmente dominan el mercado son las celdas de silicio monocristalino y policristalino.
Cada una tiene sus ventajas e inconvenientes. Por ejemplo, las celdas monocristalinas tienen una mayor eficiencia, pero son más caras de producir. Por otro lado, las celdas policristalinas tienen menores costes de producción, pero son menos eficientes.
El tercer tipo es una celda de película fina. Mientras que las otras dos son las más comunes, las restricciones comerciales y los problemas en la cadena de suministro han puesto el foco en este material.
Las celdas de película fina ofrecen la máxima producción en sombra parcial, un mayor rendimiento en condiciones de poca luz y son extremadamente ligeras. Sin embargo, son menos eficientes que las otras dos y requieren más espacio y equipamiento.